El Proyecto Ley “Maestra” sobre la libre elección de centro, enviado a la Asamblea de la Comunidad de Madrid, va directamente en contra de la Inclusión de las personas con diversidad funcional en nuestras aulas. 

La Convención de las personas con discapacidad dice:

“Las personas con discapacidad tienen derecho a una educación primaria y secundaria inclusiva, de calidad y gratuita en igualdad de condiciones y oportunidades con las demás” Este dictamen fue ratificado por el Estado Español en el BOE 21 de abril de 2008.

En un principio, allá por el año 1985, para conseguir la Integración/Inclusión se suponía que las diferentes administraciones deberían dotar a los centros ordinarios de los mismos recursos de los que estos alumnos ya disponían en sus centros específicos.

Estos recursos nunca llegaron en la medida que deberían haberlo hecho, convirtiendo esta decisión en un gran fraude para todos los alumnos con discapacidad.

Lo cierto es que no solo no llegaron los recursos que se necesitaban, sino que han ido disminuyendo con el tiempo.

La realidad actual es que estos niños sobreviven gracias a un enorme esfuerzo de sus familias, que trasladan cada día el “cole” a sus casas, y al sufrimiento de los propios alumnos por la falta de recursos, además del que tienen por su propia discapacidad.

No sabemos cómo interpretar el Artículo 31 de la presente ley “Maestra“, en la que se dicen que: “dotarán a los centros de los recursos personales necesarios”. Un gran brindis por el que nadie en el futuro podrá ser acusado de incumplimiento, ya que en ninguna parte se han descrito previamente cuales son esos “recursos personales necesarios”.

Se va a promulgar una ley en la que en su exposición de motivos ya nos advierte:

“Este modelo basado en el respeto al derecho a la educación y a la libertad en la enseñanza, se ha desarrollado de manera satisfactoria en el territorio de la Comunidad de Madrid, si bien se considera necesario la publicación de una disposición normativa con rango de ley que le otorgue la estabilidad y seguridad jurídica”.

En otras palabras, no piensan cambiar nada. 

Analizada globalmente no podemos decir que estemos ante una ley que favorezca la inclusión. Desde el punto de vista más ortodoxo de lo que significa la palabra inclusión no deberían aparecer en la misma conceptos como discapacidad o necesidades educativas especiales (NEE), y menos si ambos van unidos, algo que no tiene ser así. Las NEE no siempre van dirigidas a alumnado con discapacidad. Ambos conceptos establecen ya desde un principio una separación o segregación entre diferentes tipos de alumnado. Aunque ya sabemos que hay intereses en que estos conceptos se mezclen y que la polémica derive de Inclusión a Educación Especial contaminando así la esencia de la Inclusión.

 Ya tratamos de hacérselo ver a los legisladores de la LOMLOE, sobre todo en la redacción del nefasto artículo 73 de la misma. La inclusión no es solo para el alumnado con discapacidad o con NEE, la inclusión está destinada a todo el alumnado, si no entendemos esto no hay inclusión.

Un consejo, quiten de la ley cualquier referencia a la Discapacidad o a las Necesidades Educativas Especiales y verán que bien les queda.

En esta ley observamos cinco modelos de escolarización diferentes:

Junto a la escolarización ordinaria, con la Educación Especial separamos a los menos capaces. Con la Combinada separamos a los que peor se integran. Con los Colegios Preferentes separamos a los de menor movilidad. Con las Unidades Especiales separamos a los que tienen poca autonomía. 

¿Se puede segregar más? Claro que se puede: 

Con la Diversificación nos quitamos a los conflictivos. Con los Desdobles a los que no cumplen los objetivos. Y ahora si nos quedamos con los ordinarios ¿o no? Porque aunque la separación por sexos no sea discriminatoria, como dicen en la propia ley, también segrega.

Así poco a poco nos quedamos con la escuela ordinaria, que también hay que separarla de la privada, esa que no admite alumnado con discapacidad grave. Ni el dinero sirve cuando hablamos de discapacidad.

Permítannos que les contemos una anécdota entre las muchas que surgen en la búsqueda de colegio para nuestros hijos. Una de nuestras familias va a un colegio “privado concertado” a solicitar la escolarización de su hijo ciego. Una vez puestos los reparos clásicos de no estamos preparados para atender a estos alumnos y ante la insistencia de la familia para escolarizar a su hijo, el director pregunta: ¿Y qué aspecto tiene su hijo? ¿Se lo pueden creer? sin decir palabra la familia abandonó aquello que quería hacerse pasar por un colegio, en el cual lo que más le preocupaba era si el aspecto del niño iba a asustar a sus compañeros. Esto es lo que pasa cuando se segrega al alumnado.

Libertad de elección de centro ¿Es una broma?. Les vamos a pedir un favor, en el mes de mayo, cuando se abra el periodo de matriculación, cualquiera de ustedes pónganse en “modo padre de niño ciego” creo que no les pedimos nada extraordinario, es más, entendemos que debería formar parte de su trabajo y por lo tanto de su sueldo. Visiten tres o cuatro colegios de su zona y díganle al director que quiere matricular a su hijo ciego, después vayan y cuenten públicamente su experiencia, en la Asamblea de Madrid.

De momento ya le adelantamos nosotros algunas respuestas:

En este centro no estamos preparados, no tenemos recursos, debería buscar un centro preferente, incluso puede que hasta alguno hoy día, después de 35 años de integración/inclusión aun le pregunte que si la ONCE no tiene colegios para estos niños.

Usted le explicará que no hay problema, que los profesores tendrán una formación, que los recursos vienen con el niño, que hace 35 años que los niños no van a colegios específicos y que además por ley su hijo tiene derecho a estar en el colegio de su barrio, con sus amigos, con los niños que conoce…

Después de mucho batallar el director de turno, al cual, más que exigirle un derecho parecerá que le está pidiendo un favor, le reconocerá su derecho, aunque sigue pensando que no es el sitio más adecuado, en ese momento usted y su familia estarán ya tan cansados que buscarán lo menos malo, aquel centro que muestre la mínima empatía, se rendirán y aceptarán pulpo como animal de compañía.

En las Asociaciones de personas con Diversidad Funcional nos sentimos indefensos ante la escasa sensibilidad mostrada por las instituciones y la sociedad en general ante el problema de la inclusión.

Visibilizar el problema sigue siendo nuestro objetivo, de alguna forma educar a la sociedad para un futuro mejor de la “Diversidad”.

Por último, desde esta tribuna, nos gustaría pedirle al legislador que cuando vayan a votar leyes tan transversales como esta, donde la discapacidad no respeta ideologías, ni economías, ni razas, ni religiones, infórmense. Vayan a donde se produce el problema, pónganse en modo investigador y después, antes de entrar a votar, dejen su mochila ideológica aparcada en la puerta, borren de la frente el “logo” de su partido y voten en conciencia, estamos seguros de que se sentirán más humanos.

Porque lo malo no es que ustedes no voten lo que les dicta su corazón, lo malo es que los que les votan a ustedes se creen que eso es lo correcto, terminan por no creer en la diversidad y prefieren que sus hijos no diversos permanezcan en su isla para no contaminarse.

Julio R. Salvador Sánchez

Presidente de la Asociación IncluyE  

Mail: incluyeasociacion@gmail.com

Alumnos diversos aprenden juntos en un centro escolar